¡Mira, Look!: Rubén Darío

Hoy vamos a hablar de Rubén Darío de la autora puertorriqueña Georgina Lázaro y el ilustrador nicaragüense Lonnie Ruiz, una obra incluida en la serie de literatura infantil cuando los grandes eran pequeños. Esta última es un acercamiento a los grandes autores de la literatura hispanoamericana. Si quieres sumergirte en la vida de Rubén Darío, magnífico poeta nicaragüense y artista precoz como el que más, acompáñame a descubrir su propia historia.

Rubén Darío es una invitación a conocer la vida y desarrollo artístico del poeta del mismo nombre en lengua castellana; una historia compuesta por estrofas de cuatro versos octosílabos que riman entre sí y combinan con evocadoras imágenes que acompañan el arco cronológico, entretejiendo un desarrollo personal y profesional marcado por la pasión por las letras. Los colores, de tono claro, generan una paleta donde la poesía es la auténtica protagonista. El libro viene introducido por un extracto final de un poema del autor titulado A Margarita Debayle y fechado a 20 de marzo de 1908:

 

Ya que lejos de mí vas a estar,

guarda, niña, un gentil pensamiento

al que un día te quiso contar

un cuento.

 

1

La historia se desarrolla sin prisa pero sin pausa, reflejando una tierna infancia del autor en San Marcos de Colón (Honduras), marcada esta por la convivencia con su madre y la ausencia del padre, el contacto con la naturaleza primigenia, la posterior mudanza a León (Nicaragua) y su adopción por parte del coronel Félix Ramírez y su esposa Bernarda Sarmiento; tía y madre adoptiva de la madre de Rubén Darío, cuyo nombre real es Rubén García Sarmiento.

Pronto el futuro maestro de las letras quedó fascinado con los libros, y entre fiestas populares, amor paternal e interminables historias, su imaginación iba escalando imparablemente hacia los cielos; allá donde solo los privilegiados que confluyen con las artes tienen acceso. La muerte de su padre adoptivo agrió su imparable ascenso, pero no impidió que un día, alumbrado por la poesía, siguiera su camino, granjeándose el apodo 2del niño poeta y consiguiendo la publicación de un poema en un diario de León a los 12 años. Entre amores de niñez de los que marcan de por vida y agrietan corazones, Rubén Darío termina mudándose a la capital del país, Managua, donde hace de la biblioteca su templo y se termina casando. Allí galopa incesante hacia aguas internacionales, sigue afilando su pluma y se erige como el que para muchos es el padre del modernismo literario.

Georgina Lázaro es una autora puertorriqueña con extensa trayectoria en literatura infantil que cuando comenzó se sentaba en una mesita con lápiz y papel y así redactaba los cuentos que luego les leía a sus hijos a la hora de dormir. Entre sus libros de la serie cuando los grandes eran pequeños destacan, además de Rubén Darío, autores de la talla de Sor Juana Inés de la Cruz, Pablo Neruda o Federico García Lorca. Lonnie Ruiz, por su parte, es un ilustrador nicaragüense que además practica la docencia universitaria y ha participado en bienales de España, México o Rusia.

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¡Como siempre, espero hayáis disfrutado de esta obra y seguimos con la serie de poesía del mes!

Santi

 

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¡Mira, Look!: Lucía the luchadora

Hoy hablaremos de Lucía the luchadora, una historia de la escritora Cynthia Leonor Garza, que hizo su debut en literatura infantil ilustrada en 2017 y actualmente reside con su familia en Nairobi (Kenia), y la ilustradora Alyssa Bermudez, afincada en Tasmania (Australia). Acompáñanos y salta para derribar prejuicios con nuestra Lucía, quien hace todo lo posible por seguir su propio camino en una red de caminos fuertemente señalizada.

El libro está compuesto por una amalgama textual (en lengua inglesa) y colorido visual que se complementan y crean un conjunto evocador. Lucía the luchadora es una niña entusiasta a quien la indiferencia y ciertos comentarios prejuiciosos de otros niños le hacen cuestionarse su propia valía. Como ser lleno de energía, de aquellos que no se amilanan con los cortapisas de los demás, juega incansablemente en el parque; haciendo acrobacias de todo tipo, a la vez que se da cuenta del poco interés que genera. Incluso algunos niños sostienen con cierto desdén que ese tipo de acrobacias y juegos, propios de los superhéroes, no está hecho para las niñas: ¡las chicas no pueden ser superhéroes!

2Pero no pueden estar más equivocados, porque al día siguiente, cuando Lucía aparece en el parque después de haber ideado un plan con su abuela y vestir su máscara de luchadora, es la sensación total de todo el parque. Todos los presentes se animan a seguir sus juegos, marcando tendencia en los próximos días con luchadores y luchadoras al unísono. Pero, hete aquí que los prejuicios entran en escena de nuevo cuando ciertos rasgos como el color rosa descubren quiénes son las luchadoras. De nuevo aquel las chicas no pueden ser superhéroes surge como un dardo envenenado que Lucía salva con gracia al evitar que su perrito caiga por el tobogán; y tras lo cual descubre su identidad. Ahora todos saben quién es ella, y genera un seguimiento que hará que todos se unan en su disfrute por las acrobacias, dejando a un lado aquellas diferencias que sirven para separar.

3De nuevo una historia pensada para el público infantil trasciende las fronteras de la lectura naíf para reposar en la reflexión social sobre un tema acuciante y recientemente traído a la palestra con mayor vehemencia de la mano de la industria del cine: la igualdad de género, la creación de espacios no restrictivos para que las mujeres ejerzan su derecho a participar activamente de nuestras sociedades sin paliativos. Lucía es una luchadora, metáfora mexicana en el cuadrilátero de la lucha libre, que representa la voz femenina e infantil; aquella que no ha sido coartada por los prejuicios y que tiene el potencial de atajarlos porque no ha conocido el continuo y rotundo no. Sus saltos y acrobacias tienen el poder de hacerle llegar a los demás, generando una suerte de unión que está por encima de lo divisorio.

Aunque parcialmente enmascarada, Lucía se da cuenta de que el miedo a exponerse, en definitiva a ser vulnerable, es simplemente otra forma más de autocensurar el lugar que merece en el parque: con todos. Lucía the luchadora extiende sus tentáculos hasta el mundo adulto para hacernos ver la fuerza de la identidad propia, de la autodeterminación en un ambiente de cierta hostilidad. Una hostilidad que, si bien cargada de malicia o ignorancia, deja espacio no obstante para verse empequeñecida cuando la valía personal, más allá del género, la raza o la sexualidad emerge para desafiarla.

4Todos aquellos que en algún momento hemos sentido rechazo o indiferencia por ser nosotros mismos, somos también Lucía. Tenemos el potencial para hacernos oír, y si somos pacientes, con el tiempo descubriremos que, a pesar de todo, sí es posible ser auténticos con nosotros mismos y con los demás.

Cynthia Leonor Garza ha debutado con Lucía the luchadora como escritora de literatura infantil ilustrada en el año 2017. En su recorrido profesional ha participado como periodista en las publicaciones The Houston Chronicle o el Fort Worth Star-Telegram, además de escribir ensayos. Por su parte, la ilustradora Alyssa Bermudez ha trabajado con clientes de la talla de The New York Magazine, Pearson Publishing o Hobart City Council.

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Espero que os haya gustado la recomendación de hoy y que, al igual que Lucía, os animéis a derribar los rancios prejuicios que nos rodean ¡Seguid atentos a la serie del mes!

Santi